sábado, 31 de mayo de 2014

"Detrás de mi espejo"



Quiero pintar “La Sombra”, pero es difícil enfrentarme cara a cara con ese aspecto tan oscuro y tan oculto de mí ser. Todos tenemos una, algo que ni siquiera podemos integrar a nosotros por el miedo que nos produce, que acecha siempre en los rincones más secretos de nuestro interior.

A veces se disfraza y nos confunde haciéndonos creer que eso malo está en el exterior. Allí es cuando ella gana la batalla y nos sigue atormentando haciéndonos creer que está afuera de nosotros y que no podemos hacer nada para que nos deje en paz.
Pero eso tan abrumador que vemos afuera en realidad es una proyección, algo que como no nos animamos a ver en nosotros, lo vemos en el otro.

Entonces nos volvemos rencorosos, echamos culpas afuera, nos peleamos con el Universo, nos preguntamos por qué tenemos que pasar por esto, pero es tanto el enceguecimiento que ella nos produce que solo nos quedamos mirando para afuera, creyendo que escapándonos, escondiéndonos todo se va a resolver. Pero una y otra vez nos vuelve a  aparecer. Aunque cambiemos de casa, de trabajo, de amigos y hasta de país, siempre la llevamos con nosotros, porque es parte de nosotros.

Cuando aprendamos a mirar hacia dentro y a ver nuestra sombra, deberemos hacer el trabajo de integrarla, de aceptarla, de canalizarla de una forma sana. Y de esa forma no sentiremos más que alguien nos acecha. Habremos hecho un proceso de alquimia en donde ella se integró a nuestra luz.
Por eso si hay alguien a quien odias, a quien le guardas resentimiento, a quien le tienes miedo, quien te agrede, quien te envidia, quien te cela, etc. Pregúntate que sombra estas proyectando y aléjate de esa persona, pero enfréntate en tu propia soledad a esa oscuridad para dejar de proyectarla.

Es un sendero terriblemente doloroso y de gran conciencia porque dejamos de echar culpas afuera para hacernos responsables de lo que nosotros desde el inconsciente generamos.

Como dice Carl Jung  “Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú lo llamaras destino”. 

Eso fue lo que hicieron los inquisidores, proyectaron su sombra en otros y por eso mataron y torturaron a personas que pensaban diferente a ellos. Fue su propia sombra la que los encegueció y terminaron aniquilando personas inocentes que solo tenían una forma diferente de vivir la vida, una antigua religión a la que respetar.