Edwin es un Ser que nos enseña a confiar en el Poder de la Intuición, a ser amistosos con la naturaleza, que tantas bendiciones nos trae, a expresar nuestros sentimientos sin temor. Él se encuentra en un bosque mágico que habita en el alma de cada uno de nosotros.
La vida se transforma en una experiencia sagrada si aprendemos a disfrutar de las pequeñas cosas.
El nos trae la alegría que nace del alma y nos recuerda que todo lo que está afuera, es porque primero sale de nuestro interior...
Sintonicemos con su sabiduría y simpleza.
Aquí les dejo un cuento que escribió mi madre inspirada en este Ser...
El protagonista de esta historia se llama Edwin, un elfo muy especial. A él le habían otorgado como misión proteger el bosque de Villa Verde. Un pueblo pequeño que se encontraba lejos de las grandes ciudades. Allí, se respiraba un aire puro y sus habitantes también lo eran.
Un buen día, se
escuchó un ruido espantoso que rompió la armonía del lugar. Unas enormes
máquinas se dirigían lentamente camino al bosque.
Pero ¿Para qué? Se
preguntaba la gente. Rápidamente llamaron al intendente Don Felipe, un señor
Bonachón, incapaz de matar a una mosca, pero se convertía en una fiera, si
alguien osaba tocar el bosque. Esas máquinas tenían una misión: talar parte de
él para construir un gran shopping. ¡Una locura! Eso le dijo Don Felipe al
hombre que dirigía las máquinas que caprichosamente seguían su camino. Cuando
llegaron al bosque, Edwin se despertó y preocupado fue a espiar lo que pasaba.
Un escalofrió recorrió todo su cuerpo. Esa era una mala señal. Reunió a todos
los animales del bosque y así les hablo:
-¡Han llegado
intrusos a nuestro bosque y no con buenas intenciones! ¡Van a destruir los
árboles que son los que nos brindan el oxígeno para seguir viviendo! ¡Algo
tenemos que hacer! ¡Sí! Dijeron todos.
¿Pero qué? ¡Voy a
convocar a los elementales para que nos ayuden, respondió Edwin.
-¡Muy buena idea!, dijo
la ardilla, que saltaba de rama en rama sin quedarse un minuto quieta.
Los elementales del
agua, fuego, tierra y aire en un abrir y cerrar de ojos aparecieron de la nada.
También ellos estaban dispuestos a ayudar. Así fue, que todos unidos desataron
una terrible tormenta, tan grande, grande que daba miedo.
Imposible seguir
trabajando con ese temporal. Las máquinas tuvieron que parar y volver al pueblo
y esperar que pase la tormenta. Pero, ¡Oh Sorpresa! Se encontraron con un pueblo
fantasma. Todo estaba cerrado. No había nada ni nadie esperándolos. Cansados,
empapados y hambrientos decidieron irse para no volver.
¿Qué había pasado?
Don Felipe, también había reunido a todos y también tenían un plan. Cerrarle la
puerta a aquellos que sin permiso violaban lo más querido, su preciado bosque.
Moraleja: Cuando todos estamos unidos en pos de conservar algo querido, no hay fuerza externa que nos lo pueda arrebatar.
Ficha técnica :
Dimensión: 40 cm x 40 cm
Soporte: Lienzo
Técnica: Acrilico
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